Unidad en diversidad vs poder
Introducción
Estas son unas líneas generales de reflexión sobre el tema de la existencia del poder, o más exactamente de los factores de poder real en la sociedad humana y su incidencia negativa en el propósito de implementar en forma progresiva la unidad en diversidad para la solución profunda de los problemas de esa sociedad, y por lo tanto, como obstáculo real en el camino de construir una nueva civilización sobre bases de paz, justicia, libertad y seguridad.
Hace mucho tiempo vengo reflexionando sobre el tema delpoder en sus diversas formas, casi que podría decir que lo he hecho toda mi vida, bajo perspectivas diferentes de acuerdo con el marco conceptual o el paradigma que ha dominado mi comprensión del mundo, incluyendo a la ideología liberal, al marxismo y al ecologismo en etapas sucesivas de búsqueda y comprensión, sin dejar nunca de lado la búsqueda en el campo espiritual, campo que ha permeado y transversalizado, por expresarlo de algún modo, la búsqueda de respuestas y soluciones en lo social, lo económico y lo político.Pero es en los últimos años, bajo la perspectiva bahá’í de la construcción de un mundo nuevo bajo nuevos principios espirituales de aplicación social basados precisamente en el paradigma de la unidad en la diversidad, que el asunto del poder se me ha venido revelando con toda su fuerza y claridad a modo de epitome de muchas de esas búsquedas y también a modo de inicio de nuevos horizontes prácticos y conceptuales.
La unidad en la diversidad y el nuevo orden mundial
De acuerdo con el marco conceptual que guía el pensamiento y el trabajo de muchas personas y grupos en el mundo, de los cuales me considero parte, la siguiente etapa en la evolución social de la humanidad la constituye la consolidación de suunidad orgánica, la cual se hará manifiesta en el ámbito espiritual, político y social del planeta entero, unidad que como toda verdadera unidad en un sistema natural o humano, es una unidad en diversidad, no una unidad en uniformidad como sería la pretensión totalitaria del nacionalismo, del fascismo, del comunismo y del neoliberalismo, ni una división en diversidad, como sería la pretensión del anarquismo y curiosamente también del neoliberalismo, pues de una parte busca uniformar los consumos económicos y culturales de la sociedad humana y de la otra, dividir para imponer con mayor facilidad su capacidad de moldear a esa sociedad.
El concepto de unidad se diferencia claramente del concepto de unicidad, pues este supone la inexistencia de sistema, o sea de diversos elementos que integran un conjunto, como cuando hablamos, por ejemplo, de la unicidad de Dios.
El proceso que llevará a la unidad orgánica de la humanidad, de acuerdo con la visión de Bahá’u’lláh1, en consonancia con lo que ha sucedido en otras etapas críticas de la historia humana, deberá darse como resultado de una serie de procesos, unos conscientes y provenientes del esfuerzo de grupos y personas en todo el mundo, otros como consecuencia de las barreras que se están derrumbando día a día y que han mantenido separados a los seres humanos en grupos irreconciliables, procesos algunos de ellos catastróficos y violentos, y otros, pacíficos y naturales. Pero, en fin de cuentas, de acuerdo con esta visión se trata de un proceso global inevitable, que, además, conllevará al comienzo de la solución duradera de todos los problemas humanos, en concordancia con lo expresado por el mismo Bahá’u’lláh cuando afirmó: «El bienestar de la humanidad, su paz y su seguridad son inalcanzables a menos que su unidad sea firmemente establecida».2
Bahá’u’lláh, puso así punto final a la discusión sobre qué es primero o más importante para conseguir la paz, si la búsqueda del orden, de la estabilidad social y de la seguridad, o si el esfuerzo de procurar la aplicación de la justicia y la equidad a todos los miembros de la sociedad para el logro del bienestar general, pues elevó a la unidad a la categoría de prerrequisito para el logro de los demás fines. Los sucesos de la humanidad durante el siglo pasado y los primeros años de este siglo le han dado la razón, pues hoy comprendemos que sin un esfuerzo conjunto de todas las estructuras sociales, políticas y económicas de la humanidad, esfuerzo dotado de las herramientas y capacidades necesarias, no podemos solucionar ninguno de los problemas globales que nos afectan, comenzando por el problema ambiental y siguiendo con la guerra y la violencia, el terrorismo, el hambre y la miseria, la pobreza y la marginación, el comercio ilícito de armas, de narcóticos y de seres humanos, todos los desequilibrios globales de un orden que satisface solo las necesidades de una minoría de la humanidad.
El concepto de que la unidad es el prerrequisito de la solución duradera de todos los problemas del mundo, es aceptado hoy en día sin dificultad por la mayor parte de gente razonable en el mundo, a diferencia de lo que sucedía hasta hace un tiempo, sobre todo en el campo de los pensadores de izquierda influidos por el paradigma marxista de la «dictadura del proletariado» que tenía como referencia la construcción de una unidad popular o de clase que debía empoderarse para enfrentar a las clases dominantes, para, luego de vencerlas, imponerles su poder de dominación por todos los medios a disposición. Y sólo después de que fueran anuladas las contradicciones sociales, podría, como consecuencia lógica, alcanzarse a una unidad global o general.
Como consecuencia de lo anterior, la igualdad de mujeres y hombres, el equilibrio en la relación del hombre con el medio ambiente, la superación de los prejuicios de raza, clase, nación o credo, la eliminación de los extremos de riqueza y pobreza, la armonía entre el conocimiento científico y espiritual, la búsqueda libre e independiente de la verdad, la educación integral, física, intelectual y espiritual del ser humano, la valoración plena de la diversidad cultural, la superación de los dogmatismos ideológicos y políticos, los esfuerzos por dotar al mundo de una estructura de administración de sus asuntos en forma colectiva y en beneficio de todos sus habitantes, resultan ser expresión del paradigma de la unidad en la diversidad, para que todos nos veamos como partes inseparables del cuerpo de la humanidad, sin que por ello tengamos que perder nuestra individualidad ni nuestra autonomía.
La unidad en diversidad se convierte, así, en el paradigma central para la construcción de un nuevo orden de cosas en el mundo, de una verdadera civilización planetaria que esté al servicio de todos y cada uno de sus habitantes, también en sintonía con lo expresado por la Comunidad Internacional Bahá’í3, de que «puesto que el cuerpo de la humanidad es uno e indivisible, cada miembro del género humano nace al mundo como fideicomiso del conjunto»4, o sea que está bajo la responsabilidad del resto de la sociedad, a diferencia de lo que sucede en la actualidad, donde decenas de millones de seres humanos están abandonados a su propia suerte y sólo una minoría de privilegiados forman parte de la élite en países donde se pone en práctica este principio en forma parcial.
Shoghi Effendi expresó en 1936 lo siguiente: “La unificación de la humanidad es el sello distintivo de la etapa a que ahora se acerca la sociedad. La unidad de la familia, de la tribu, de la ciudad estado y de la nación han sido acometidas sucesivamente hasta ser del todo logradas. Y ahora es la unidad mundial la meta por la que brega una humanidad hostigada. El proceso de construcción de naciones ha tocado a su fin. La anarquía inherente a la soberanía del estado roza ya su apogeo. Un mundo en pos de su mayoría de edad debe abandonar ese fetiche, reconocer la unidad e integridad de las relaciones humanas, así como establecer, de una vez por todas, la maquinaria que mejor encarne este principio fundamental de su vida».5
En forma esquemática es necesario ampliar un poco el concepto de la unidad en diversidad para comprender sus alcances. Desde hace tiempo visualicé que el concepto tenía cuatro grandes ámbitos de concepción y aplicación, a saber:
- La unidad en diversidad como paradigma o principio objetivo de la realidad social y natural, al comprobarse que todo sistema natural o humano funciona adecuadamente cuando cada uno de los elementos diversos que forman parte, dan lo mejor de sí en beneficio del conjunto del que a su vez cada elemento se beneficia. Este principio, en mi entender, alcanza la categoría de ley objetiva de la realidad, o en los términos de otros pensadores, la categoría de valor universal.
- La unidad en diversidad como valor o paradigma subjetivo, que es necesario que sea interiorizado, asumido y desarrollado por cada uno de los habitantes del planeta, para que se convierta en el referente básico de sus relaciones con los demás seres humanos. En este punto, por ejemplo, tiene una importancia central la educación para laciudadanía mundial, también de acuerdo con lo expresado por Bahá’u’lláh en su frase de que «la tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos».6
- La unidad en diversidad como método o como herramienta (y también como proceso), para poder ser implementada en cada escenario social, en cada lugar, en el mundo institucional, en el trabajo en equipo, en el proceso de transformación individual y social. La herramienta fundamental para ello es la de la consulta, concebida como «un esfuerzo cooperativo para la búsqueda y aplicación de la verdad social en el proceso de la toma de decisiones». También la creación de estructuras sociales desde la base y su integración local, regional y mundial forman parte del proceso constructivo en esta dirección.
- La unidad en diversidad como fin u objetivo final de todo el proceso constructivo planetario de un nuevo orden, con la conformación de una Mancomunidad Mundial Federada de Naciones bajo un ejecutivo, un legislativo y un tribunal de justicia mundiales, sin que ello signifique de ningún modo el fin de las naciones, pues como lo dijo alguna vez Golda Meir, «la existencia de la orquesta no supone el fin de los violines».
Esta comprensión de que la unidad en diversidad es a la vez muchas cosas y abarca muchos aspectos y procesos, es fundamental para visualizar adecuadamente los procesos personales, institucionales, sociales, culturales y sistémicos que deben coexistir para su implementación progresiva, y por ende, para la superación del problema del poder tal como lo conocemos hoy en día.
Las concepciones sobre el poder
Poder, en un sentido básico, hace relación a capacidad y a posibilidad de realizar algo en cualquier ámbito (capacidad o facultad de ejercitar una acción), para cambiar la realidad en cualquier grado, desde el simple «puedo prender la luz porque tengo acceso al botón interruptor» al complejo «puedo originar una serie de procesos sociales y políticos que conducirán inevitablemente a un determinado resultado en beneficio propio o del grupo al que pertenezco». En un sentido más concreto, el poder hace referencia a la acción social colectiva o a la acción que tiene consecuencias sociales y colectivas, o sea que va más allá del agente o de los agentes que las desencadenan o pueden desencadenar, en el sentido nietzchiano de la denominada «voluntad de poder» (la dominación de otros humanos, así como el control sobre el propio entorno del grupo o persona que ejerce el poder).
Quizás podamos intentar, para el propósito de este ensayo, una definición del poder en los siguientes términos: «Poder es la capacidad activa de una persona, de un grupo social o de una institución para incidir, en mayor o menor grado, en los procesos y grupos sociales y/o en el funcionamiento de las instancias de gobierno o del Estado, con el fin de obtener resultados en una dirección deseada».
El único poder legitimado, en términos formales, es el poder del Estado, con su capacidad de coacción y coerción sobre el resto de la sociedad. Y, a su vez, la legitimación del poder político en el sistema democrático formal se da a través de la participación ciudadana por medio de partidos y movimientos políticos y del sistema de elecciones de representantes y gobernantes. Para ello, además, el sistema democrático ha instituido un sistema de pesos y contrapesos que buscan evitar la concentración del poder, sistema que tiene su origen en la clásica división de los poderes públicos desde Montesquieu: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial.
El poder del Estado, sin embargo, no es un poder unívoco, porque podemos constatar que en forma progresiva, se ha dado paso a la mayor presencia y capacidad de acción de diversas instancias de la comunidad internacional de naciones (Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Tribunal Internacional de Justicia, Cortes Internacionales de Arbitramento, Consejos u Organizaciones de Seguridad Regionales, entre otras), que han ido limitando la soberanía absoluta del Estado-Nación, proceso, que según el marco conceptual que estamos desarrollando, deberá continuar hasta la creación de la Federación Mundial de Naciones, quien tendrá un organismo central en calidad de máxima autoridad mundial, desplazando la autoridad estatal a un segundo plano, sin que de ninguna forma llegue a desaparecer.
La existencia del poder real
Pero ya en este punto debemos reconocer, que aparte de este poder legitimado del Estado y del de las instancias internacionales, partiendo de la comprensión de que el poder siempre es una construcción social, existe un poder real presente en todos los ámbitos de la vida social y cultural de la humanidad, poder que viene a ser en realidad el objeto del presente ensayo, y que pertenece o se ejerce por parte de individuos o grupos con distinto grado en su capacidad de influencia y de dominación y de alcance en términos locales, regionales, nacionales o globales.
Y este poder real puede ser dividido en dos clases: la primera que corresponde al poder que obedece a factores naturales o espontáneos, que en realidad viene a ser un poder de influencia y de persuasión de una persona o un grupo sobre los demás por cualquier causa, incluyendo aspectos como el carisma, el conocimiento, la capacidad, el valor, la sabiduría y el liderazgo, como cuando se habla, por ejemplo, del poder espiritual que proviene de «las acciones puras», poder que podemos comprender como necesario para una sociedad, pues de él surgen modelos de comportamiento positivo que a su vez pueden originar la aparición y el desarrollo de otros modelos similares.
La segunda clase de poder real es la que proviene, en cambio, de factores predominantes sociales y culturales en el interior de la sociedad humana, factores que moldean y manipulan diferentes ámbitos del accionar colectivo y del universo intrínseco de valores sociales en un momento determinado, de forma directa y declarada o de forma sutil y soterrada, factores que podemos denominar como factores sociales de poder.
Estos factores sociales de poder pueden ser de carácter económico, militar, mediático o tecnológico y se dirigen a “cooptar el aparato estatal e institucional en beneficio propio o a dominar diversos escenarios de la vida social, económica y cultural en el ámbito nacional e internacional”. Estos factores de poder son en esencia ilegítimos puesto que alteran siempre el bienestar colectivo, ya que están siempre al servicio de un grupo determinado, lo que es totalmente inadecuado para los intereses de la humanidad en su conjunto.
Podemos observar algunas características intrínsecas a la existencia y funcionamiento de los factores sociales de poder:
- Su funcionamiento se basa siempre en la conformación de grupos privilegiados a modo de élites que establecen reglas y parámetros de acción e intervención social y que crean y reproducen un esquema de uso y abuso del poder bajo la apariencia del bien común, buscando legitimar su existencia y su influencia en el resto de la sociedad por diversos medios.
- Por su existencia, el poder real se convierte en un ámbito, espacio o escenario objeto de lucha y de conquista por parte de diversas personas y grupos sociales que utilizan distintos medios legítimos e ilegítimos, lícitos e ilícitos para participar en esta competencia sin tregua y sin final, lucha que podemos visualizar todos los días a nuestro alrededor, aunque muchas veces se disfrace o disimule en mayor o menor grado.
- Ese escenario es una especie de tinglado social donde los poderes de los diferentes grupos deben coexistir e interactuar de diversas maneras, para establecer y fijar los límites, las supremacías, las reglas y los parámetros de coexistencia y acción, ya sea mediante métodos legales o ilegales, morales o inmorales, evidentes o soterrados, ya que la ganancia de un mayor espacio de poder resulta en una ventaja apreciable a la hora de negociar estos ajustes.
- Responden a una concepción de escasez de la realidad social, no a una de abundancia, ya que convierten al escenario social en una «torta» de la cual hay que obtener la mayor tajada posible, en lugar de buscar crear más tortas o todas las tortas necesarias para que todos se beneficien, o sea que los factores de poder siempre constriñen y simplifican, nunca impulsan ni acrecientan el escenario de su funcionamiento.
La incidencia de los factores de poder en la sociedad
Vamos a mencionar algunas de las consecuencias concretas del ejercicio del poder real en la sociedad, a través de los factores de poder mencionados, en los siguientes puntos:
- Cooptan y deforman los procesos sociales y culturales y los ponen a su servicio. Este es en realidad el origen de lasociedad de consumo y de la denominada cultura de masas.
- Alteran el sistema político electoral al determinar preferencias, fabricar perfiles, negociar condiciones de apoyo y retribución, visibilizar e invisibilizar personas y propuestas y ser la principal causa de corrupción pública y privada, entre otros aspectos.
- Cooptan y deforman el funcionamiento y la prestación de servicios por parte del Estado. De ahí la existencia de losgrupos de presión y de la discriminación activa y pasiva de grupos concretos de la población.
- Alteran la producción, distribución y circulación de bienes y servicios sociales y culturales, tanto en calidad como en cantidad.
- Interfieren el ejercicio de los derechos individuales, sociales y colectivos y la prestación de los servicios de interés general, como es el caso de la educación, la salud, el entretenimiento, la información, el arte y la cultura.
- Crean y reproducen gradualmente un nuevo sistema de valores, con predominio de los aspectos de la gratificación rápida e inmediata, y con un claro trasfondo materialista, hedonista e individualista.
- Imponen patrones y modelos de éxito y realización personal y social, así como gustos, tendencias, modas y preferencias en el ejercicio de profesiones y oficios.
- La herramienta favorita de los factores de poder, para la creación de un nuevo sistema de valores, es la producción y reproducción de “modelos mentales”, que como veremos luego son en esencia prerracionales, primarios e inconsistentes.
- Influyen, incluso, en las prácticas religiosas y espirituales de la sociedad y en la comprensión de principios y valores trascendentales.
Los modelos mentales
Detengámonos un poco en el concepto de los «modelos mentales«, pues resulta esencial en la comprensión del funcionamiento y del predominio de los factores depoder real. Estos modelos tienen los siguientes rasgos principales:
- Son conceptos aprendidos, en su mayor parte, en la niñez y la juventud, que nos sirven para interpretar la realidad y guiar nuestras acciones, conceptos que están formados de generalizaciones sobre distintos campos de la vida individual y social: su materia prima son imágenes, supuestos, anécdotas y estereotipos.
- Se caracterizan por operar debajo del nivel de conciencia (son prerracionales), y por lo general tienen origen inconsciente.
- Nos limitan a ciertas maneras de pensar y actuar, puesto que tendemos a actuar como si el modelo representara toda la verdad. De allí su éxito y su facilidad de reproducción por medio de estereotipos en los productos culturales de consumo.
- Tenemos modelos relacionados con distintos campos de la vida: la economía, la ciencia, la familia, la religión, la política y la cultura. Pero como los supuestos de los modelos casi nunca están en armonía entre sí, ya que no son fruto de un proceso reflexivo, son siempre inconsistentes interna y externamente.
- La forma consciente de identificar y superar los modelos mentales radica en la construcción de marcos conceptuales, como veremos luego.
Podemos mencionar algunos ejemplos de modelos mentales comúnmente extendidos:
- «El hombre es un animal racional». Si se examina bien esta afirmación, podemos concluir que es completamente absurda ya que equivaldría a decir que un animal es una planta que se mueve. Y es que todos comprendemos que el reino mineral, el reino vegetal, el reino animal y el reino humano son reinos de la naturaleza con poderes y capacidades excluyentes. Cualquier ser vivo puede evolucionar o cambiar de grado, pero no de estado. Ello no es obstáculo, claro está, para comprobar que cuando el hombre, que está en el grado más alto de la materialidad y en el primer grado de la espiritualidad, se identifica completamente con lo material, con lo instintivo de su naturaleza, pueda terminar actuando con una crueldad peor que la de los animales más feroces.
- «El hombre es egoísta, individualista, agresivo y violento por naturaleza». Este modelo resulta de una generalización de la conducta humana en ciertas épocas históricas ya superadas o en circunstancias límites de la vida particular. En realidad, el hombre no es bueno ni malo por naturaleza, es noble, tiene una nobleza esencial, equivalente, por ejemplo, a la nobleza de los metales, que bajo ciertas condiciones de calor extremo muestran características muy superiores a las que se observan en estado de reposo, lo que es válido también para el caso contrario, o sea que bajo condiciones de abandono y deterioro, se corroen o pierden muchas de sus propiedades o características. El ejemplo del hierro es muy claro en este sentido: puede convertirse en acero o puede ser objeto de oxidación. El ser humano también puede exaltarse y adornarse con cualidades especiales y alcanzar hasta la sabiduría, pero también puede degradarse y perder casi todos los atributos de su condición humana.
- «Cabellos largos, ideas cortas», ha sido un modelo generalizado para definir la supuesta inferioridad intelectual de la mujer con respecto al hombre, lo que a su vez ha reforzado la justificación de la dominación de este último por mucho tiempo. Al igual que el modelo «la mujer es sólo para la casa», resulta ser un prejuicio ignorante puesto que la evidencia científica y moral hace mucho tiempo demostró la falacia existente en la superioridad de género.
- «Los latinos son vagos», «los negros son perezosos», «los pobres son pobres porque quieren» y otros similares, resultan serestereotipos que falsean por completo la realidad en nombre de generalizaciones casi siempre convenientes para grupos particulares de poder o para calmar la mala conciencia de mucha gente. La mayor parte de las veces, la existencia de estos modelos mentales se convierten en profecías de auto-cumplimiento, puesto que tienen la capacidad de producir algunos efectos sociales que confirman y refuerzan el modelo.
- Muchos otros modelos resultan ser interiorizaciones inconscientes o no reconocidas de los valores propagados por los factores de poder, interiorizaciones que terminan por conformar lo que he llamado la «agenda emocional oculta» con la que carga mucha gente sin darse cuenta, sin aceptar su existencia y su poder. Esta agenda entra en conflicto con el sistema nominal de valores que la gente dice tener por cuenta de sus vínculos y conveniencias familiares y sociales, por lo que normalmente nunca es reconocida, pero que sin embargo está presente en la mayor parte de decisiones importantes de la vida. Aunque este tema hace parte del terreno de la psicología, lo que vale la pena destacar aquí, es que el poder de los modelos mentales interiorizados radica en el ser inconscientes y en permear comportamientos y conductas en forma sutil pero profunda.
- La inconsciencia de los modelos mentales se mantiene hasta el momento en que se vuelven generalizados y se produce un vuelco social respecto a los valores aceptados, fenómeno que sucede cada vez con mayor frecuencia y celeridad y que se manifiesta en los límites de lo permitido y lo aceptado, límites que cada vez van retrocediendo, como lo podemos comprobar con la simple comparación de lo que hoy es permitido con respecto a lo que era permitido, diez, quince, veinte o más años atrás.
La incidencia del poder en el sistema político vigente
Hablamos del sistema político basado en la “democracia formal y representativa”, con su sistema de partidos políticos y de competencia electoral mediante elecciones. En los últimos tiempos se ha tratado de profundizar la democracia haciéndola más participativa, como es el caso de Colombia con la Constitución Política vigente al igual que en otros lugares del mundo.
El principal aspecto que nos indica que el sistema político vigente forma parte del mundo viejo y que no se puede mejorar sustancialmente mediante la reforma, es la comprobación de que “partido viene de parte”, lo que por definición es contrario al todo, o sea a la unidad del cuerpo social. Pertenecer, representar y defender a un partido significa el compromiso previo con una ideología, con unos intereses particulares, lo que como hemos visto, no representa la verdadera diversidad humana y social.
Pero además de esos factores esenciales encontramos otros problemas inherentes al sistema, provenientes, estos sí, de losfactores sociales de poder, como podemos observar:
- Dentro de los partidos o movimientos políticos casi nunca se candidatizan los mejores hombres y mujeres (los más desprendidos y con capacidad de servicio) por su modestia y su falta de ambición. Los escogidos son normalmentepolíticos profesionales con una carga de egolatría innata y un historial de manipulaciones a cuestas. Es necesario, sin embargo, destacar que en los último años, como excepción a la regla, muchas personas con una capacidad de liderazgo natural o de influencia han resultado elegidos a lo ancho de todo el planeta, representando opciones nuevas para los votantes. Pero, repetimos, el fenómeno es la excepción a la regla y no hay lugar para el optimismo en este punto.
- La escogencia de los candidatos es resultado de un proceso oscuro y tortuoso, pues existen cartas que se juegan bajo la mesa, incluyendo el desembolso de gruesas sumas de dinero a quienes manejan el poder dentro de los colectivos políticos.
- Las campañas proselitistas son en realidad campañas comerciales de competencia de productos más que de ideas y de personas, y muchas veces llenas de mentiras o de medias verdades, de descalificaciones bajas a los contrarios.
- El sistema de promesas y compromisos deforma la gestión pública posterior, sobre todo los adquiridos con los factores sociales de poder, pues es bien sabido que el gobernante de turno con sólo autorizar un privilegio, una exención, un alza de precios de ciertos productos, devuelve con creces los recursos recibidos por un grupo económico durante la campaña.
- El esquema de gobierno-oposición impide el poder de acción unificada del conjunto social, porque compromete al gobernante a llevar adelante el “plan de gobierno” en medio de la indiferencia del resto de la sociedad y de la oposición de candidatos o partidos perdedores, quienes le apuestan al fracaso de la gestión gubernamental para tener mejores posibilidades de victoria en la siguiente contienda electoral.
- El sistema lleva inherente el clientelismo, el caudillismo, la burocratización, la corrupción pública y privada, la politiquería. Como decía un columnista de un diario colombiano, el más decente de los políticos es por naturalezacorrupto, pues favorece naturalmente a una camarilla de amigos y allegados en perjuicio de personas muchas veces capaces que deben abandonar sus cargos con el cambio de gobierno.
- La toma de decisiones se basa en un proceso de negociaciones, concesiones, componendas, alianzas y otros medios lícitos e ilícitos y ello no tiene nada que ver con la implementación de la unidad en diversidad del cuerpo social, sino que por el contrario ocasiona división y discriminación. Y esto aun aceptando que el objetivo principal de un sistema socio político es el logro del consenso o acuerdo sobre aspectos fundamentales de su funcionamiento, dejando un amplio escenario para el disenso, donde las diferentes tendencias compiten por el poder político o la predominancia social. Como veremos luego, consenso no es unidad o lo es en un ámbito muy limitado.
El planteamiento del problema: unidad en diversidad vs poder
Pero entonces, y en ello reside el meollo del asunto, de acuerdo con nuestro paradigma de construcción de una nueva civilización, de un nuevo orden mundial, el proceso de construcción de la unidad en diversidad supone la superación definitiva de los factores de poder real que legitiman el concepto de poder como objeto de lucha, conquista, dominación y división, aspectos que siguen siendo los parámetros dominantes en el pensamiento moderno, incluyendo buena parte del llamado pensamiento progresista, ya que sostienen la necesidad de empoderar a nuevos actores sociales o a las clases populares, para que estén en condiciones de obtener concesiones y privilegios de los que carecen actualmente, o sea que puedan competir con otros sectores sociales y con el Estado para participar en el reparto de los beneficios sociales.
Como lo expresa la Comunidad Internacional Bahá’í7, «en su concepción tradicional y competitiva, el poder es tan ajeno a las necesidades del futuro de la humanidad como pueden serlo las técnicas de locomoción ferroviaria a la tarea de poner satélites espaciales en órbita”. O sea, que para la tarea de construir una civilización mundial, debemos superar por completo la concepción del poder como fuente de conflicto.
Y al mismo tiempo, y como contrapartida lógica, podemos comprender que resulta imposible el construir la unidad en diversidad en el cuerpo social si existe la interferencia de cualquier factor de poder en el proceso, o dicho en otros términos, resulta absolutamente necesario que en el proceso de construcción de la unidad en diversidad, se identifiquen todos los factores de poder que puedan estar presentes o que pudieran aparecer, tanto directos como sutiles, para encontrar las alternativas de solución que lleven a su superación. Es bien sabido, y esto haciendo una extrapolación de los conceptos de varios pensadores contemporáneos, entre ellos Michael Foucault, Stephen Covey y Eloy Anello, que las manifestaciones de poder se hacen evidentes y actúan con toda su fuerza por medio de las formas automáticas de pensamiento y valoración que tienen los seres humanos (los modelos mentales), para configurar lo que se denomina la «microfísica del poder», terreno subjetivo que al ser ampliamente difundido y compartido en una cultura, se presenta con credenciales de objetividad y legitimidad social.
La evolución social en la toma de decisiones
Resulta necesario introducir en este punto una nueva perspectiva, cual es la de la evolución en los métodos de toma de decisiones en la historia humana, a partir de un esquema de visualización de tres grandes etapas, a saber:
- La primera etapa, que abarca desde la antigüedad a la pre-modernidad, puede ser descrita como la etapa de la«imposición de la voluntad del más fuerte al más débil o al vencido». El poder provenía directamente de la «punta de la espada» (y luego de la «punta del fusil»), por medio de la conquista y la dominación, o de cualquier guerra interna o revolución triunfante.
Aunque Aristóteles recreó los tres modelos ideales de administración de la sociedad y los tres modelos que resultaban un desvío o desnaturalización de aquellos (monarquía – tiranía, aristocracia – oligarquía y democracia – demagogia), sabemos que sólo tenían vigencia positiva para el grupo de ciudadanos de la ciudad-estado dominante, no para los pueblos vencidos o las clases excluidas (ilotas y esclavos). El imperio romano amplió con el tiempo el privilegio de formar parte del senado a los principales patricios de los pueblos vencidos, pero esto sólo fue una estrategia para socializar y profundizar su dominación bajo el concepto de la «pax romana» y esos privilegios podían ser retirados en cualquier momento en caso de conflicto.
En todo caso en esta etapa todos los conflictos siempre derivaban con el tiempo en conflictos militares, o al menos siempre estaba presente esa amenaza, ya que se celebraban alianzas, convenios y tratados, pero todo el tiempo las naciones estaban preparándose para la guerra, recurso siempre disponible. Incluso, cuando se hablaba de «diplomacia» se decía que era la «extensión de la guerra por otros medios».
- La segunda etapa coincide con el comienzo de la era moderna, bajo la influencia de dos revoluciones: la revolución francesa y la revolución industrial, complementadas por la independencia y la creación de los Estados Unidos de América, fenómenos que ocasionaron el fin del feudalismo y de la monarquía absoluta para darle paso a la burguesía y al liberalismo político y económico, fuentes del sistema democrático formal actualmente dominante al igual que del sistema capitalista. En esta segunda etapa, los conflictos sociales encontraron un cauce de expresión y de solución con visos de nueva y creciente legitimidad, mediante la confrontación democrática en el campo político y la libre competencia en el campo económico.
Esta etapa perdura hasta hoy y su característica fundamental es que diversos grupos de defensa de intereses económicos y políticos, compiten por alcanzar la supremacía social y el poder político, dando origen a la participación ciudadana universal mediante el sufragio y al esquema gobierno – oposición, y como es claro que ningún grupo logra anular a los demás, y esto sobre todo en la escena parlamentaria, los grupos negocian, celebran alianzas, ceden un poco, acuerdan reparticiones en nombre del interés colectivo al que dicen representar. Es claro que esta modalidad de toma de decisiones colectivas representó un avance sobre la forma antigua basada en la imposición y en la dominación, y que permitió la aparición de nuevos actores sociales, políticos y económicos, pero hoy en día está, como se dice popularmente, «mandada a recoger», pues es claro que no representa las necesidades de toda la humanidad, sino sólo una parte de los intereses de los grupos que logran establecer alguna forma de organización y de presencia en el campo social.
Lo máximo que se logra con este sistema es lo que se conoce como la «teoría del consenso«, pero hay que comprender con claridad que consenso no es unidad, ya que sólo puede lograrse sobre los cimientos formales de una sociedad, valga decir con el acuerdo sobre lo fundamental que se plasma en la Constitución y en el respeto a las instituciones y leyes vigentes. Es claro que el consenso no puede lograrse sobre un modelo político social o económico previo, ya sea este liberal o conservador, de derecha o de izquierda, pues interferiría en el campo destinado naturalmente al disenso en este modelo, característica que por otra deja intactos a los factores sociales de poder que luchan por moldear a la sociedad por diversos medios.
En esencia, lo central de este método de toma de decisiones está en el choque de intereses y de voluntades por vías que se consideran legítimas, dejando a un lado la violencia o la coerción ilegítima. Pero nadie con un mínimo sentido común hoy en día puede negar que el sistema político de elecciones y de negociación parlamentaria es esencialmente corrupto, destructivo, oscuro e inapropiado y que los políticos profesionales son quizás los seres más vilipendiados con justeza por la opinión pública en todo el mundo, incluyendo a los países llamados del primer mundo.
- Necesariamente, la tercera etapa, deberá ser la de la toma de decisiones mediante la participación de toda ladiversidad existente pero garantizando la unidad del conjunto social, necesidad que ha dado paso, en el modelo de administración bahá’í y que creemos deberá ser imitado e incorporado paulatinamente en el resto de la sociedad, a la instauración de un procedimiento especial o método llamado consulta para que ello sea posible.
La consulta es un «método cooperativo para la toma de decisiones que tiene como fundamento la investigación de la verdad y que busca integrar las diversas perspectivas existentes sobre un determinado asunto o aspecto de la realidad». Dice un adagio por ahí que «cada cual es experto en su punto de vista». Pues bien, cada persona con su punto de vista, ve una parte de la realidad de algo, no puede ver la totalidad, por lo que nadie posee la verdad total sobre un tema o asunto determinado, y entonces, el arte de la consulta consiste en tratar de integrar constructivamente todas esas perspectivas para llegar a una decisión, en lo posible, unánime, en medio de un proceso gradual de maduración social y comunitaria.
La consulta, se convierte así, en la principal herramienta para la construcción de la unidad en diversidad y necesariamente el mundo debe adoptarla para superar el esquema anterior en forma gradual pero definitiva. Lo central de este método de toma de decisiones está en el choque de opiniones o de perspectivas, pues como lo expresó ‘Abdul- Bahá, «La chispa reluciente de la verdad brota sólo después del choque de opiniones divergentes«8. En cambio, del choque de intereses o de voluntades no surge sino la negociación de los factores presentes de poder, que muy raramente atienden en forma real y efectiva al beneficio de toda la sociedad.
En aras de una mayor universalidad, debemos hacer una referencia a lo que ha sucedido y sucede en los estados socialistas y comunistas con relación al método de toma de decisiones. Estos Estados, basados en los postulados marxistas de la «lucha de clases» y de la «dictadura del proletariado», y que se han materializado en el predominio del partido único (el partido comunista), en algunos casos han pretendido crear una base más amplia para la toma de decisiones a partir de lo que se denomina el «poder popular» o mediante la «democracia popular participativa», como alternativa a lo que denominan la «democracia formal burguesa». Sin entrar en un análisis detallado del fenómeno, por no ser el objetivo de este ensayo, es claro que no ha existido y no existe en ningún estado socialista la participación universal en condiciones de igualdad, pues sólo los individuos que han sido acogidos por el aparato burocrático del partido único, tienen la posibilidad de ser elegidos en los cargos de representación y autoridad, y la ciudadanía normalmente vota en bloque para validar las nominaciones efectuadas por el partido.
Y en cuanto a la toma de decisiones, aunque en algunos países existen algunas instancias generalmente denominadas «asambleas populares» en las cuales se observan rasgos diferentes que superan la representación de intereses particulares en conflicto para acercarse al método consultivo, no parecen incluir a todo el conjunto de la sociedad ni alcanzan a tener una incidencia real en la marcha del sistema político, económico y social en su conjunto, puesto que los factores de poder residen en otra parte del sistema (generalmente en el partido único y en la burocracia estatal) y esos factores no comparten su predominio sin competencia alguna.
De acuerdo con lo anterior, el gran vacío de los sistemas políticos en conflicto en el mundo, tanto en la democracia liberal capitalista como en la democracia popular socialista, es la de no haber superado el problema del poder, tal como lo planteamos en este ensayo, y ello ha sucedido no sólo por factores socioeconómicos y políticos, sino también por factores profundos de carácter cultural y espiritual.
La superación del problema del poder en términos socio-políticos
Teniendo en cuenta los aspectos tratados en los puntos anteriores, en forma esquemática vamos a tratar de enumerar los principales aspectos que deben tenerse en cuenta para la superación del problema del poder en términos de la acción política y social:
- El concepto principal es que el poder no puede ser objeto de lucha o de conquista, simplemente porque no puede pertenecer a un individuo o a un grupo, cualquiera sea el tamaño y la conformación del cuerpo social considerado. Elpoder debe pertenecer, entonces, al conjunto social, ya sea que se considere conjunto a una comunidad, a una cultura, a una región, a una nación o a la totalidad de la humanidad. De esta forma nos resulta fácil comprender que la verdadera esencia del poder está en su «capacidad de acción colectiva unificada», pues este es el mayor poder que jamás puede existir y contra el que no existe ningún contrapoder que se le oponga.
- Por lo tanto, el poder tampoco puede ser susceptible de división; lo que es susceptible de dividirse funcionalmente es laautoridad en distintos campos de aplicación. Y es que para garantizar que el poder pertenezca siempre al conjunto social, es necesario separar tres ámbitos de acción social diferenciados y no permitir que alguna persona o grupo detente dos o tres de ellos, pues de inmediato se daría paso a la creación de una élite, fuente de la creación de un poder particularizado, como mencionamos con anterioridad.Los tres ámbitos son los siguientes:
- a) El ámbito de la autoridad conferida a instituciones, cuyos miembros han sido objeto de elección por todos los miembros habilitados de una comunidad, y que toman sus decisiones basadas en la consulta. El sólo hecho de pertenecer a una institución dotada de autoridad, no le otorga a ninguno de sus miembros ninguna autoridad particular sobre los demás. Sólo los individuos que desempeñan funciones específicas tienen un grado de delegación temporal de autoridad y de coordinación en las áreas a su cargo.
- b) El ámbito de la influencia conferida a individuos dotados de capacidades intelectuales y espirituales, influencia que se ejerce con respecto a miembros particulares de la comunidad y a las instituciones con las que tienen relación. Estos individuos deben ser nombrados (no elegidos) por la instancia superior de autoridad a nivel global y no tienen privilegios de ninguna orden y no pueden ser miembros de una institución elegida en ningún nivel de la organización social.
- c) El ámbito del liderazgo ejercido por los individuos del cuerpo social, liderazgo no competitivo, orientado al servicio y a la transformación individual y colectiva. Se trata de la capacidad de iniciativa individual que debe ser plenamente garantizada y preservada, y que claro, es mucho más eficaz cuando interactúa con los otros dos ámbitos para mejorar su contenido o su capacidad de acción.
- El poder, y en general la capacidad de acción y gestión social, no pueden surgir del actual sistema de partidos políticos, comenzando por el hecho simple de que partido hace referencia a parte, lo que es contrario al todo, a unidad. Los partidos políticos concebidos como grandes colectivos de expresión y de movilización de la opinión cumplieron un papel importante en la segunda etapa de la evolución de la toma de decisiones, pero en este momento su existencia está siendo desbordada en todas partes por movimientos con mayor o menor grado de espontaneidad y de organización y por otros factores que han desvirtuado su funcionalidad.Lo que debemos estar en capacidad de demostrarle al mundo entero es que la ausencia de partidos políticos bajo el esquema de la unidad en diversidad, no significa ni la autocracia ni la ausencia de pluralismo, sino que por el contrario significa la participación plena de la diversidad humanacontribuyendo con lo mejor de sí al beneficio del conjunto social para derivar del conjunto su propio beneficio.
- El poder tampoco puede provenir del sistema actual de elecciones en el campo social y político, con su esquema de nominaciones, de candidaturas, de campañas proselitistas a favor y en contra, de financiamiento particular de la movilización política, de fabricación artificial de imágenes públicas, de promesas y de ofertas electorales, de acuerdos bajo la mesa y de otros vicios y deformaciones inherentes al sistema.En contraste total, la alternativa, está en la instauración de un sistema de elecciones sin nominaciones, sin candidaturas, sin campañas, sin promesas, sin compromisos previos, de modo que cada individuo, en un proceso de profunda reflexión, pueda colocar su voto por la persona o por las personas de su comunidad que en su criterio mejor cumplan los requisitos necesarios para el cargo o la función, en total secreto y sin presiones de ninguna índole.
- El «poder de la acción unificada» significa la superación del esquema gobierno – oposición por ser contrario en esencia al esquema de la unidad en diversidad. Una vez que se tome, por medio del proceso consultivo, una decisión determinada, en forma unánime o por mayoría, todos los miembros del cuerpo social están en la obligación de contribuir a implementarla, no a hacerse a un lado ni menos a oponerse, porque solamente con esa participación activa podrá evaluarse con posterioridad si dicha decisión fue la más apropiada o si es necesario tomar otra, en medio de un proceso continuo de aprendizaje y maduración que salvaguarda por encima de todo la unidad del cuerpo social.
- También debe superarse en forma definitiva el sistema de representación de intereses particulares, actuando en nombre de un grupo determinado de la sociedad, sea este cultural, social o económico, lo que en términos políticos da lugar al conocido sistema del lobby parlamentario o gubernamental, con la presencia de grupos de presión profesionales, con mayor o menor capacidad de influencia y negociación. La unidad en la diversidad significa la armonía de toda la diversidad humana, la natural, la que cada individuo singulariza, pero no la diversidad de intereses en conflicto, pues ya hemos visto que del choque de intereses no surgen ni la unidad ni la verdad.
En fin, de lo que se trata, es de darle un nuevo sentido a la práctica política, que dejará de ser partidista y sectaria, para pasar a ser la práctica del poder de gestión colectiva, proveniente del poder de acción unificada del conjunto social, tal como lo hemos mencionado, o sea que la política dejará de ser “el arte de servirse de los demás haciéndoles creer que se les está sirviendo”, según una definición de la que he olvidado su origen, para pasar a ser “el arte de administrar, en la forma más eficaz y eficiente, los recursos sociales, naturales y el talento humano del cuerpo social en beneficio de todos sus integrantes”, si es que intentamos una definición provisional de este concepto.
La superación de los factores subjetivos del poder
Así como la tarea de construir la unidad en diversidad por medio de sus principios y herramientas, es una tarea profunda e intensiva que debe darse en el interior de la sociedad y de la civilización en general, la tarea de descubrir y superar los factores subjetivos del poder, es igualmente indispensable, pues a menudo estos factores subjetivos están tan interiorizados en los individuos y en los valores sociales que se convierten en obstáculos insalvables para construir esa unidad, ya sea por la incapacidad de superar prejuicios o de cambiar el sistema intrínseco de valores, o por la imposibilidad de aplicar el espíritu de la consulta, por mencionar sólo algunos aspectos.
En el fondo, vuelve a estar presente la vieja discusión de que es primero, si el cambio individual o el cambio social. Muchos sostienen que es necesario un cambio en el corazón humano para que sean posibles los cambios sociales, pero otros sostienen que las estructuras sociales, con sus factores de poder, son muy fuertes e impiden el cambio de la mayor parte de la gente. Nosotros sostenemos que los dos procesos, la transformación individual y la transformación social, deben darse en forma simultánea, porque si bien es cierto que «no es posible crear una sociedad de oro con individuos de plomo», es también cierto que «no es posible la transformación individual generalizada en medio de un vacío social».
La existencia de la minoría creativa quizás concilia mejor que ningún otro factor este dilema: una grupo consciente de la sociedad, en medio de la crisis definitiva del orden vigente, con una visión de futuro que incluye la construcción de una nueva sociedad, con nuevas estructuras e instituciones, nuevos principios y valores, asume la creación de un nuevo sistema de valores sociales y lo pone en práctica, difundiendo su visión por medio del discurso y de la práctica. Esta visión es ignorada por buena parte de la sociedad durante un cierto tiempo, para después pasar a ser resistida y objeto de ataques y condenas injustificadas, hasta que finalmente, en una tercera etapa, la visión, los principios, las normas y los valores son imitados conscientemente por el resto de la sociedad como algo perfectamente obvio y natural. Este proceso fue explicado en forma amplia por el gran estudioso de la historia de las civilizaciones, el inglés Arnold Toynbee.
Es, por lo tanto, necesario, en este momento histórico, descubrir y superar los factores sutiles y profundos existentes por la incidencia del poder real, por lo cual debemos o podemos, entre otras cosas:
- Asumirnos como parte de una minoría creativa consciente y destinada a ejercer un liderazgo social profundo y duradero. Esta comprensión debería brindarnos una motivación profunda para de alguna forma poder nadar contra la corriente de las tendencias, las modas y las costumbres validadas por la incidencia de los factores de poder.
- Afirmar un nuevo sistema de valores, basado en principios espirituales de aplicación social que lleven a la implementación de la unidad en diversidad y sus principios y herramientas complementarios. No se trata, en realidad, de lamentarnos por la pérdida de un antiguo orden de valores, pues este de alguna manera quedó rebasado por la realidad al no corresponderse con los requerimientos de una sociedad más diversa e inclusiva. Se trata, de construir un nuevo sistema de valores acorde con las necesidades de la humanidad, pues «lo moral» hoy en día no radica en simplemente abstenerse pasivamente de cometer conductas antisociales e inadecuadas, sino de asumir un compromiso con la construcción de un orden nuevo de cosas en el mundo, al menos siendo coherentes con todo nuestro conjunto de acciones públicas y privadas.
- Adoptar y cultivar, en todos los aspectos de nuestra vida, los principios y relaciones sistémicas, orgánicas u holísticas: la cooperación, la reciprocidad, la interconexión y el servicio. Somos parte de dos sistemas fundamentales en los que se aplican estos principios y relaciones, uno, el sistema de la sociedad global humana, y otro, el sistema del mundo natural o de la madre tierra como muchos lo llaman hoy en día.La cooperación hace relación a la interrelación, a la aportación y al apoyo. La interconexión, a la correspondencia estrecha entre los integrantes del sistema. Lareciprocidad, a una correspondencia justa y equitativa y el servicio, al aporte desinteresado de cada integrante al conjunto y a los demás integrantes.
- Superar gradualmente los gustos de consumo de los productos culturales impuestos por la industria del espectáculo y del entretenimiento (cine, televisión, música, deporte), adoptando conscientemente nuevos hábitos y nuevas preferencias en estos campos. A mí me produce realmente grima el comprobar que cada vez hay un mayor número manifestaciones de enorme calidad, por ejemplo en el terreno de la música, con fusiones de diverso orden, con el redescubrimiento de las músicas tradicionales y su relación con la armonía contemporánea, con creadores e investigadores en géneros muy diversos, y sin embargo lo que el mundo comercial de la música nos obliga a escuchar es de pésima calidad y de muy mal gusto. Y a nadie parece importarle este desfase, esta pérdida de refinamiento espiritual en último término.
- Identificar, en forma permanente, los modelos mentales en los productos culturales e informativos (canciones, publicidad, telenovelas, noticieros, revistas, entrevistas, etc.). Por poner un ejemplo, la gente no suele ser consciente, en muchas ocasiones, de lo que dice la letra de una canción, pero sin embargo en forma inconsciente está alimentándose con su contenido y ello va permeando poco a poco el mundo interno de sus valores y su conducta.
- Construir conscientemente marcos conceptuales, único camino para la superación de los modelos mentales. Los marcos conceptuales son fruto de análisis y cuestionamiento de los factores que estructuran un modelo mental: sus conceptos dominantes, sus factores esenciales, sus supuestos subyacentes, sus límites y los factores o ideas que pasa por alto el modelo. El propósito es el de resolver inconsistencias del modelo mental y estimular un conocimiento que rellene las lagunas. O sea que por medio del proceso, un modelo mental inconsciente se transforma en un marco conceptual consciente acerca de determinada área del conocimiento. Los marcos conceptuales son consistentes con otros marcos y con la realidad hasta donde la conocemos.
- Resistirnos activamente a la presión social de los patrones y modelos de éxito y realización personal y social, construyendo en nuestro interior patrones más coherentes con nuestra integralidad humana. El camino al éxito no puede estar plagado de violaciones de los principios y los valores profundos de nuestra conciencia, pues perdemos algo profundo y central en nuestro ser, algo que nunca podremos recuperar: nuestra integridad personal.
- Cultivar conscientemente cada una de las esferas de nuestro ser humano: nuestro intelecto, nuestro cuerpo, nuestraemocionalidad y nuestro cuerpo. Cada una de estas áreas necesita de la adquisición y el cultivo de hábitos correctos, lo que se resume en un concepto muy llamativo de Stephen Covey: el de «afilar la sierra«. El pone el ejemplo de un hombre que lleva horas cortando un árbol con una sierra sin afilar sin mayor resultado y ante el llamado de atención de una persona que pasa por el lugar de qué por qué no afila la sierra para que el trabajo le rinda mucho más, el hombre replica que no tiene tiempo para afilarla porqué está muy ocupado cortando el árbol.
- Resistirnos a la corrupción púbica y privada por todos los medios posibles: debemos comprender con toda claridad que la corrupción es el SIDA social, pues deja paulatinamente a la sociedad sin defensas. Muchos piensan que como este viejo orden de cosas se está derrumbando, no es necesario preservar nada en pie y que por lo tanto resulta hasta positivo contribuir a su descomposición, lo que en realidad no es más que una completa falacia, pues resulta que el nuevo orden de cosas en el mundo no se construye de la noche a la mañana, sino que se va construyendo mientras el viejo orden se va derrumbando, y por lo tanto, nuestra conducta se inscribe en uno de dos frentes de acción: o en el mundo viejo o enel mundo nuevo, y si estamos cohonestando o participando en la corrupción, somos irremediablemente parte del mundo viejo por más que manejemos el discurso del mundo nuevo.
- Luchar, todo el tiempo, por identificar nuestra “agenda emocional oculta”. La mayor libertad que una persona puede alcanzar en sus relaciones consigo mismo y con los demás, es ser consciente de sus debilidades y fortalezas, de sus carencias y de sus fuerzas, de sus miedos y temores, de sus límites y de sus habilidades, y en el fondo, de los motivos de su conducta. Mucha gente vive ignorante de sí misma y por no poder reconocer sus propios motivos, se la pasa proyectando su conducta en los demás y es profundamente infeliz, haciéndole, además, la vida difícil a los otros.
A modo de conclusión
La interiorización de los valores provenientes de los factores de poder termina por convertirse en una buena fuente de desconcierto en la gente, en su vida personal, familiar y social. Al respecto, quiero contar una historia que ilustra muy bien la capacidad de tergiversación de los factores de poder en la sociedad: en una ciudad de Colombia se presentó el caso de una discusión a grito herido en un conjunto residencial, cuando la madre de una muchacha joven, descubre horrorizada cual era la fuente de los ingresos extras bastante elevados de su hija, lo que le permitía tener ropa nueva todo el tiempo, joyas, celulares de última generación, dinero en efectivo y otros lujos no compatibles con su estrato social, a raíz de que la chica le contó con mucha naturalidad a su mamá que ella se iba con señores adinerados y les daba su cuerpo a cambio de regalos y dinero. Entonces la madre gritó: «¡Por Dios, hija mía, eres una prostituta!» Y la hija le contestó, también a gritos: «¡No mami, cómo se le ocurre!».
Este caso, hoy en día en Colombia, me temo es muy generalizado y a ello han contribuido muchos factores de poder: el ideal del dinero fácil, el narcotráfico, y en gran medida la socialización por medio de la televisión y otros «mass media» de estos modelos de vida, factores sumados a otros como la pérdida de sentido de objetivo y la falta de oportunidades para los jóvenes.
Con este artículo espero empezar un diálogo franco y fructífero sobre este tema y los diferentes aspectos que he tratado, siendo consciente de que se me escapan muchos aspectos importantes o de que no le estoy dando el peso específico a algunos de ellos.
Referencias
1 Bahá’u’lláh (1817-1892), fue el fundador de la comunidad mundial bahá’í, vivió durante el siglo XIX y el impacto creciente de su obra, que abarca todos los aspectos de la vida y la sociedad humanas, así como de la naturaleza y de la realidad física y espiritual, es sin duda el hecho más notable de nuestro tiempo, pues constituye la mayor fuente de guía y conocimiento para comprender la raíz de los problemas de la humanidad, para encontrar la respuesta a los grandes dilemas de todas las épocas y culturas, y para desarrollar los principios y las herramientas necesarias dirigidas a la solución de todos los problemas que nos aquejan, y poder enfrentar así los retos del futuro gracias a la visión que formuló, en consonancia con las fuerzas liberadas para la era iniciada con su misión, era que corresponde, según sus palabras, a la madurez de la humanidad.
2 Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, CXXXI.
3 La Comunidad Internacional Bahá’í, es una organización no gubernamental acreditada como órgano consultivo de las Naciones Unidas en asuntos de población, medio ambiente, paz, avance de la mujer, desarrollo social y económico, niñez y juventud, seguridad colectiva y derechos humanos, entre otros aspectos, con oficinas en Ginebra y Nueva York.
4 Hora decisiva para todas las naciones. Declaración de la Comunidad Internacional Bahá’í con motivo del 50 aniversario de Naciones Unidas (Octubre 1995)
5 Shoghi Effendi, citado en Hora decisiva para todas las naciones.
6 Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, CXVII.
7 Prosperidad Mundial, documento presentado por la Comunidad Internacional Bahá’í con ocasión de la Cumbre de la Tierra en 1995.
8 ‘Abdu’l-Bahá, citado en Administración Bahá’í.
Etiquetas: Poder, Política, Unidad en diversidad